Catalina
era una joven que pertenecía a una familia de trapecistas de un circo que
recorría los barrios porteños en los años ‘40. Su bisabuela, su abuela y su
madre habían muerto durante diversas actuaciones, sin embargo ella, contra
todos los consejos, decidió seguir la tradición familiar y se hizo trapecista.
Entonces todo el mundo, a modo de cábala, antes de cada función le decía “Agarrate
bien, Catalina”. Con el correr del tiempo la frase se fue deformando hasta
llegar al conocido “Agarrate Catalina”.
Finalmente
Catalina murió a los 25 años durante una función.
En
la actualidad la frase se usa para advertir a alguien de algo que esta por
suceder, o de las consecuencias de algo que ya sucedió.